Mediante un proceso que básicamente consiste en aumentar su grosor, ganando queratina o bien intensificando su tonalidad, la piel se defiende de las agresiones exteriores.
Antes de tomar sol tenemos que tener en cuenta la exposición a la que vamos a someternos y en consecuencia, debemos preparar nuestra piel para ello.
- En primer lugar es conveniente que practiquemos una exfoliación profunda en todo el cuerpo, incluido el rostro. Este tratamiento hace que los productos cosméticos penetren en las capas más profundas gracias a la acción renovadora del exfoliante que desprende las células muertas. Con posteriores aplicaciones de sueros, emulsiones o cremas de contenido hidratante o emoliente adquirirá las condiciones para una respuesta fotobiológica normal.
- Humectarla y nutrirla, para que reaccione bien con el sol y proporcione un bronceado parejo, evitando la instalación de discromías (manchas).
- Durante la exposición solar debemos aplicar productos como las pantallas de alta protección en todo el cuerpo, cada 60 a 90 minutos, intercalando emulsiones hidratantes que lleven hidrolizados de colágeno (éstos mejoran la calidad del tono del bronceado).
- El cabello lo podemos proteger de la degradación fotoquímica con sombreros, pañuelos y aplicaciones de cremas nutrientes y absorbentes de radiaciones ultravioletas UVB + UVA.
- Cuidemos nuestros labios y párpados con lápices emolientes y a la vez bloqueadores solares.
- Sugerimos no exponerse al sol entre las 11 hs. y 16 hs.
- Al llegar al hogar, tras el baño habitual, recomendamos aplicar en todo el cuerpo cosméticos hidratantes o emolientes antiradicales libres como Vitamina A y E, germen de trigo, rosa mosqueta, ácido láctico, etc..
En período posterior a la temporada de plena exposición, es necesario volver a las sesiones de gabinete de humecto - nutrición de acuerdo al biotipo cutáneo.
Recordemos: "La piel tiene memoria"... Cuidemos nuestra salud para mantener nuestra belleza.
