Las mujeres con mas de 60 años cada día se encuentran mas
activas y preocupadas por su bienestar físico, mental y, por supuesto, su
apariencia.
La piel, el mayor órgano de nuestro cuerpo, tiene como
función regular la temperatura corporal, impedir la pérdida de líquidos y
protegernos de los rayos ultravioletas (UV). Con el pasar de los años sufre un
desgaste que implica la disminución de esas funciones. Se torna mas seca,
fláccida y arrugada debido a la deshidratación, la pérdida del colágeno y
proteínas, causando un gran impacto también en su apariencia.
Por eso es
importante estar atento en los meses donde el sol tiene mayor impacto.
Con el pasar de los años…
Cuando envejecemos nuestra piel se va afinando
progresivamente. Para tener una idea, el espesor de la piel alcanza su plenitud
a los 20 años. A los 40 se encuentra en un 50% y a los 60 tiene solo un 20% del
original. Existe por tanto un afinamiento muy acentuado y los resultados son, además del deterioro estético: sequedad, arrugas y picazón. Las glándulas
sebáceas y sudoríparas van también disminuyendo.
El daño por radiación solar, es sumamente perjudicial:
empeora la producción de colágeno, provocan manchas y lesiones pre-cancerosas
que precisan un diagnóstico precoz, para evitar su evolución; además aumenta la flaccidez en todo el
cuerpo.
La prevención se basa en evitar la exposición solar directa
entre las 10 y las 16 horas, los protectores solares, aplicándolos cada 2
horas, uso de ropas frescas pero con buena cobertura a los rayos UV, uso de
sombreros y anteojos de sol.
Es importante recordar que, antes de aplicar el protector
solar es preciso lavar la piel con jabón y enjuagar rápidamente.
Así mismo, la humectación de la piel mediante cremas
personalizadas una o dos veces al día
juega un rol muy importante.